La creación sonora nace del movimiento.
No hay melodía sin pulso, ni pulso sin intención.
La producción musical se mezcla con la materia digital:
bajos líquidos, atmósferas densas, vibraciones eléctricas.
Entre cables, ideas y distorsión.
Donde la dirección sonora se convierte en intuición.
Una performance musical que se deshace al sonar.
El sonido en directo como acto efímero.
Exploración abierta





